San Antonio de Padua, nació en Lisboa en el siglo XII y murió en Padua en el
siglo XIII. Fue un sacerdote y doctor de la iglesia que viajó y fue trasladándose
por diferentes países como Italia, Francia, etc., mientras que profundizaba
en su fe religiosa, pero finalmente marchó al que sería su último
destino, Padua, en la que se entregó con tal ardor que en lo sucesivo a su
nombre quedaría asociado el de la ciudad: Antonio de Padua. Se instaló primero
en la capilla de la Arcella, junto al convento de clarisas, pero solía
predicar en el convento franciscano de Santa María, extramuros de la ciudad. Habiendo
empeorado su salud por el viaje, se retiró al cercano lugar de Camposampiero para
descansar y terminar de escribir los Sermones. Pero la gente tuvo conocimiento
del lugar en que estaba y acudió en masa a oírle y pedirle consejo. El viernes
13 de junio sufrió un colapso y, ante el próximo fin, pidió que le trasladasen
a Padua. Así se hizo, aunque para evitar las multitudes se detuvieron en la Arcella,
donde murió Antonio esa misma tarde tras recibir la extremaunción y recitar
los salmos penitenciales. No tenía aún cuarenta años, y había ejercido su intensa
predicación poco más de diez. Orador sagrado, fundador de hermandades y de
cofradías, teólogo y hombre de gobierno, San Antonio de Padua dejó varios tratados
de mística y de ascética; todos sus sermones fueron publicados. Un año después
de su muerte fue canonizado, y su culto, muy popular, se generalizó a partir
del siglo XV.
En nuestro pueblo, San Antonio se remonta varias generaciones atrás, su
festividad se celebra el 13 de Junio aunque excepcionalmente se traslada al
fin de semana más cercano para aprovechar la afluencia de gente en nuestra
localidad. Aún así, en la actualidad el día 13 de junio se ha recuperado la
tradición de bajar andando a rezarle y pedirle en su ermita en Lagunillas. Dentro
de lo que nos consta, la hermandad fue dirigida durante muchos años por José
Canales, fiel seguidor de la misma quien puso todo su empeño porque esta saliera
adelante y siempre con el fin de ayudar a los más pobres, cuyo santo es patrón
de los mismos. Tras su fallecimiento, fue Victoriano Adán quién tomó las riendas
y se encargó de todos los trámites pertinentes para que esta fuese legalizada
y reconocida como Hermandad, formando así la primera Junta Directiva presidida
por él mismo y acompañada de un equipo responsable y comprometido por el futuro
de la hermandad.
En la actualidad, la hermandad tiene un total aproximado de 200 hermanos, hombres
y mujeres de todas las edades, desde los más jóvenes hasta los más mayores,
y todos guiados por la fe en San Antonio de Padua. Cabe destacar la enorme
Fe que San Antonio de Padua despierta entre los solaneros y gente de la diversa
geografía española.Aunque con el paso del tiempo se fue perdiendo, gracias
a la colaboración desinteresada de hermanos, hermanas y demás gente
del pueblo, así como al trabajo de la Junta Directiva en cooperación con el
ayuntamiento se ha podido recuperar la traca al final de la procesión, y se
ha sumado a la nueva idea de realizarle una alfombra de flores para venerarlo
durante su procesión. Así mismo cabe destacar también en esta festividad el
reparto del “Pan de los pobres” un pan bendecido que se entrega a todos aquellos
que se acerquen para celebrar su festividad.